- ¡Joder Spassky! ¡Otro sueño!
- ¿Y tú quién eres?
- ¿No me reconoces? ¡Soy Jesús, el Mesías!
- ¡Ah coño! El hijo de Abraham
- ¡Calla blasfemo! No digas eso muy alto, no sabemos quien puede parar por tus sueños
- Son mis sueños, así que seguramente sólo vaguen por aquí seres indecentes. A propósito, ya que te tengo delante, me gustaría hacerte una pregunta, judío.
- Soy todo oídos Spasski.
- ¿Dónde se hallaba usted cuando sucedió la tragedia de Auchswitz?
[Irrumpe en el sueño un ser bajito y con bigote, gritando]
- ¡¡¡¡Auchswitz!!! La solución final. La eliminación de todo ser degenerado e indecente que ralentizaba y estorbaba la evolución natural del superhombre ario. Qué recuerdos, mi querido Spaski.
- Sí, me estremezco sólo de escucharle, Adolfo. ¿Qué cojones haces tú en mis paseos oníricos?
- ¡Vengo a traerte un ideal Spaski!
[Irrumpe ahora otro bigotudo y calvo señor, vestido con casaca militar y bebiendo vodka]
- ¡Ideales! ¡Siempre se necesita un ideal!
- Pero si esto es un sueño, Vladimir Ilich ¡Quién coño quiere ideales en un sueño!
- ¡Tú estás desorientado hasta cuando duermes Spasski! Por cierto, me gusta tu nombre, muy soviético.
[Habla Spaski dirigiéndose a los tres intrusos]
- Muy bien señores, pero yo no quiero sus ideales. En realidad ni los suyos ni ninguno. En los últimos tiempos la fe ciega en ideas o religiones ha llevado a la destrucción, a la violencia, al asesinato en masa, al exterminio étnico, a guerras tribales… ¿sigo? No es la falta de ideales lo que causa problemas, sino su sobreabundancia. Yo soy más feliz sin aspirar a nada.
[Surge de la nada un viejo con aspecto de vagabundo y que le quita de un manotazo la botella de vodka a Vladimir]
- Es lo más sensato que he oído en sueños. ¿Cómo te llamas joven?
- Me llamo Spaski, es un honor para mí que usted esté en mi sueño.
- Bueno estoy aquí porque he olido a vodka. ¿Spaski? Yo me hacía llamar Chinaski. Se parecen bastantes nuestros nombres.
- Pura coincidencia. ¿Qué hace usted en sueños?
- Lo mismo que en vida. Beber, follar y escribir, en ese orden además.
- Es una vida íntegra, desde luego.
- Tú mismo lo has dicho, todo es más fácil si no aspiras a nada.